David-Simon Dayan creció devorando películas y libros. De hecho, sus emocionantes imágenes están bañadas en una suave capa en la que se impregna su talento para contar historias. El fotógrafo estadounidense ha volcado todo su capital formativo en una conmovedora serie fotográfica («Ballerino») que BOYS! BOYS! BOYS! exhibe hasta el próximo 2 de mayo en su página web. Y en la que, a partir de retratos en 35 mm y en blanco y negro de bailarines de ballet, resplandecen destellos y apuntes meditados sobre el género y su expresión visual.
El conjunto de imágenes de «Ballerino» (una serie que comenzó como una sentida relectura de Mapplethorpe) nos van envolviendo con la cadencia de la danza clásica hasta mostrarnos un abanico de variaciones sobre la masculinidad a partir de los bellos cuerpos de los bailarines de ballet. Sus miradas, sus posturas, sus equilibrios impregnan a las instantáneas de un fulgor cinético que rasca las entrañas del concepto de vulnerabilidad asociado a la imagen del hombre.
David-Simon Dayan: on the floor
Alejándose de la heteronormatividad y apuntalando su visión sincera, meditada e íntima sobre conceptos como el género y las expectativas creadas, las fotografías de «Ballerino» son grabados de momentos efímeros en los que el fotógrafo y sus modelos conectan y encajan con precisión las piezas de una coreografía arrebatadora. Hablamos con David-Simon Dayan:
¿Cuándo te diste cuenta de que la fotografía iba a ser un elemento crucial en tu carrera artística?
Cuando tuve mi primer contacto con una cámara fotográfica no pensé que la fotografía se convirtiera en un método crucial de expresión artística. Pero después de un tiempo, al cumplir veinte años más o menos, me di cuenta de todo lo que podía explorar a través de ella.
¿Cómo surgió «Ballerino»?
«Ballerino» fue concebida originalmente como una oda al difunto Mapplethorpe. Me sentí inspirado al revisar su trabajo y tanteé a un par de amigos que bailaban ballet con quienes, previamente, ya había hablado sobre la homofobia y el racismo que todavía son moneda común en ese ámbito. Así que les presenté la idea junto con una propuesta de artículo para la revista Out. También hicimos varias instantáneas que entendimos como una suerte de replanteamiento de su obra para publicar en el aniversario de su muerte. Posteriormente seguí buscando temas y la serie se alejó de su idea original. O mejor dicho, se amplió y trascendió su sentido primigenio.
¿Por qué elegiste el blanco y negro y la fotografía analógica en «Ballerino»?
Siempre he gravitado de forma natural y fluida hacia el cine. Me transmite calidez. Y sabía que tenía que procesar las fotos en blanco y negro porque así podía crear una sensación de nostalgia y de atemporalidad.
Las espectaculares fotografías de «Ballerino» condensan un diálogo apasionante entre la belleza, la vulnerabilidad, la definición de la masculinidad, los ecos queer en los cuerpos… ¿Cómo fue el proceso de configurar esas imágenes con todo ese arsenal artístico?
Creo que el casting es el responsable, en una gran parte, de la creación del diálogo que se establece en estas imágenes. Fotografiar sujetos es, en gran medida, tratar de verlos. Y todas las personas incluidas en la serie (incluso las que aparecen en las piezas que todavía no se han lanzado) llevan su rareza con orgullo y consiguen expresarse libremente. O tienen una sensibilidad y una placidez que ojalá más hombres sintieran. Animo a utilizar «Ballerino» como una luz de guía.
¿Cómo llevas tu relación con las redes sociales? ¿Has sufrido censura de algún tipo?
Tengo una relación complicada con las redes sociales. Se han convertido en una especie de mal necesario especialmente para nosotros que trabajamos en el ámbito visual. Pero también tienen una faceta más positiva. Ser capaz de interactuar y conectarse con personas de todo el mundo es casi un milagro.
Instagram censuró, recientemente, una imagen en la que reflejaba una experiencia trans en mi trabajo aunque, de antemano, ya cubrí los pezones de la persona. Tampoco me permitió publicitar una de las imágenes de «Ballerino» debido a «la cantidad de piel que se muestra». Lo cual es una completa tontería porque he visto muchas publicaciones patrocinadas de personas que se sexualizan en ropa interior o bikinis. Se censuran los cuerpos homosexuales más que ningún otro. Pero, al fin y al cabo, las redes sociales son una herramienta y trato de asegurarme de utilizarlas y de que no me utilicen. Intento no permitir que me usen.
La exposición virtual «Ballerino» puede visitarse en BOYS! BOYS! BOYS! desde el 1 de abril al 2 de mayo de 2022. Este es el enlace para acceder a ella: www.boysboysboys.org