Desde tiempos inmemoriales los países nórdicos, especialmente Finlandia, están abonados a una tradición milenaria que aparte de disparar sus relaciones sociales provoca infinidad de ventajas a nivel de salud. Sí, estamos hablando de la visita a la sauna seca. Los beneficios de la sauna finlandesa son enormes. Encerrarse (durante cortos períodos de tiempo) en esos habitáculos de madera cerrados herméticamente proporciona una larga lista de efectos positivos y conectan mente y cuerpo al torpedear la ansiedad y el estrés. Su efecto relajante y depurador nos va a dejar nuevos.
¿Cuáles son los principales beneficios de las saunas finlandesas?
El mecanismo de una sauna seca es bastante sencillo. A partir del calentamiento de unas piedras que se disponen en el centro del cubículo o en un lateral, se consigue que el ambiente de la sauna alcance una temperatura que oscila entre los 80 y los 100 grados. Este «baño de calor seco» va a disparar nuestra sudoración corporal ya que la humedad relativa en el interior de la sauna no va a superar el 15%. Y con esta oleada de sudor comienzan a notarse sus efectos positivos en nuestra salud.
Fundamentalmente, estos son los beneficios más destacados de un uso regular de la sauna:
- Al aumentar el ritmo cardíaco y la vasodilatación debido al calor, el metabolismo muscular se acelera, la circulación sanguínea se activa y el sistema cardiovascular se refuerza. La producción de endorfinas se dispara y la sensación de bienestar nos asalta casi inmediatamente manteniendo en niveles muy bajos la ansiedad y el estrés. También repercute en una mejora de nuestro sueño.
- Así pues, si entramos a la sauna después (pero no inmediatamente despúes) de una buena sesión de ejercicio físico, veremos como la tonificación y la recuperación muscular se ven espoleadas. La sauna permite recuperarnos mucho más pronto de los perjudiciales procesos oxidativos que se producen durante el ejercicio. Por otra parte, el efecto sobre nuestro sistema motor es doble porque también se alivian las dolencias de los huesos y los dolores articulares.
- Las visitas a la sauna seca fortalecen el sistema inmunológico y refuerzan nuestras defensas frente a infecciones provocadas por bacterias y virus. Por eso, acudir un par de veces a la semana en invierno a una sauna finlandesa es un buen remedio para frenar resfriados y alergias. Estar varios minutos en un ambiente así despeja las vías respiratorias al hacer que fluya más la mucosidad.
- Alternar sauna con duchas frías depura nuestro organismo ya que, al abrirse los poros de nuestro epitelio, se eliminan toxinas y se subsanan las impurezas de la piel eliminando miles de células muertas. El sudor arrastra buena parte de las sustancias nocivas que se acumulan en nuestro cuerpo: metales pesados, nicotina o alcohol. Por tanto, la salud y la belleza de nuestra piel se van a ver favorecidas.
Así se debe utilizar una sauna seca
Si es la primera vez que entras en una sauna finlandesa, te recomendamos que no superes los 10 minutos en su interior. Así evitarás bajadas de tensión y te irás aclimatando a una actividad que seguro incorporas a tu rutina semanal. Es más, deberías entrar acompañado por alguien. Si ya has visitado varias veces una sauna lo suyo sería permanecer en su interior unos 15 o 20 minutos. Es mejor que te acuestes para que sientas el calor repartido de manera uniforme por todo tu cuerpo.
Si quieres alternar el calor seco con la ducha fría descansa unos 10 minutos después de cada serie sauna-ducha. Antes de abandonar la sauna incorpórate de manera suave y lenta. Permanece sentado alrededor de un minuto para que cuando te levantes no te marees.
Estudios científicos también recomiendan no superar en 2 a la semana el número de veces que nos adentramos en una sauna. Y siempre, siempre hidrátate mucho al salir de la sauna. La cantidad de líquido que perdemos es inmensa por lo que deberías beber alrededor de un litro de agua después de tu sauna.
Precauciones y advertencias para disfrutar correctamente de la sauna seca
En algunas ocasiones (nunca entres inmediatamente después de comer) y para algunas personas no es recomendable usar la sauna seca. No está aconsejado su uso para personas embarazadas, para gente con problemas cardíacos, con hipertensión elevada o con varices. En caso de sufrir epilepsia, enfermedades pulmonares discapacitantes, cólicos renales o anorexia tampoco se recomienda acudir a las saunas secas.
Si no presentas ninguno de los condicionantes anteriores… ¡Adelante, el ritual relajante nórdico te espera!
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